Las inyecciones pueden doler un poco, pero las enfermedades que
pueden evitar pueden doler mucho más. Las inmunizaciones
o vacunas son esenciales. Protegen contra enfermedades como el
sarampión, paperas, rubéola, hepatitis B, polio, difteria, tétano y pertusis
(tos ferina). Las vacunas son importantes tanto para los adultos, como para los
niños. He aquí por qué.
El sistema inmunológico ayuda a que su cuerpo luche contra los
gérmenes mediante la producción de sustancias para combatirlos. Una vez que lo
hace, el sistema inmunológico "recuerda" el germen y puede luchar
contra él nuevamente. Las vacunas contienen gérmenes muertos o debilitados. Cuando
se le administra a una persona sana, la vacuna desencadena una respuesta del
sistema inmunológico para que responda, creando inmunidad.
Antes de existir las vacunas, las personas solamente podían ser
inmunes cuando verdaderamente contraían la enfermedad y sobrevivían a ella.
Las inmunizaciones son una manera más fácil y menos riesgosa de
hacerse inmune..
El programa nacional de inmunizaciones existió en el Perú desde
1972 hasta el año 2001, año en que la actividad se incorporó dentro del
programa de atención integral de salud del niño, con fecha 27 de julio del 2004
fue creada la Estrategia Sanitaria Nacional de Inmunizaciones, con la finalidad
de señalar la prioridad política, técnica y administrativa
que el pueblo y Gobierno Peruano reconocen en las
inmunizaciones.
LA INFLUENZA H1N1
Es un nuevo virus de influenza que se detectó por primera vez en
seres humanos en los Estados Unidos en abril del 2009.
Este virus es muy diferente y se está propagando alrededor del
mundo. Puede causar más enfermedades o enfermedades más graves de lo normal.
Las personas que tienen mayor riesgo de infección por la
influenza “2009 H1N1” incluyen niños, mujeres embarazadas y personas con
problemas crónicos de salud como el asma, la diabetes y enfermedades del
corazón y del pulmón.
Para prevenir la propagación del virus:
Lávese las manos a menudo
con agua y jabón; si no hay agua o jabón use un gel para manos a base de
alcohol.
Cúbrase la boca al toser o estornudar. Hágalo sobre un pañuelo
desechable, o en su manga o codo. Recuerde: use un pañuelo desechable por cada
estornudo.
Evite tocarse los ojos, la nariz o la boca.
Evite el contacto con personas enfermas.
Vacúnese contra la gripe regular estacional. ¡No es demasiado
tarde para vacunarse!
Vacúnese contra la gripe H1N1 (gripe porcina). ¡La vacuna ya
está disponible para todos!
Una enfermedad contagiosa se puede propagar:
A través del contacto con una persona que tenga gripe porcina.
Se cree que este nuevo tipo de virus se propaga de la misma manera que la
influenza estacional. La influenza principalmente se propaga de una persona a
otra cuando las personas infectadas tosen o estornudan.
A través del contacto con superficies contaminadas. Algunas
veces las personas se pueden contagiar al tocar algo que tiene el virus de la
influenza como la perilla de la puerta o un picaporte, y luego tocar su boca o
nariz.
LOS
SÍNTOMAS:
La influenza es principalmente una enfermedad respiratoria. Los
síntomas de la influenza pueden incluir:
Una fiebre, usualmente alta tos moqueo o secreción nasal
Dolor de garganta
Fatiga o cansancio extremo
Escalofríos
Dolor de cuerpo y en algunos casos vómito y diarrea.
Lo que debe hacer si se enferma
Si se pone mal y experimenta cualquiera de estos síntomas:
·
Quédese en casa hasta que se sienta completamente
bien por 24 horas; NO vaya al trabajo o a la escuela.
·
Evite viajar o asistir a reuniones grandes, como las
fiestas
·
Descanse bastante.
·
Comuníquese con su médico.
·
Su médico o enfermera sabrá decirle si hace falta
realizar pruebas para detectar la influenza o si necesita someterse bajo algún
tratamiento.
·
Tome medicamentos antivirales si su médico se lo
recomienda.
·
Los medicamentos sin receta pueden aliviar síntomas
de la influenza, pero nunca les dé aspirina a los niños y a los adolescentes,
especialmente si tienen fiebre.
·
Asegúrese de consultar a un médico inmediatamente si
usted o un miembro de la familia tiene cualquier signo alarmante.
Vacuna frente al Neumococo
La enfermedad y su vacuna
El neumococo es una bacteria que
puede causar infecciones graves en los pulmones (neumonía), de la sangre
(sepsis) y de las membranas que recubren el cerebro (meningitis) que tienen una
importante mortalidad.
Existen 90 tipos diferentes de
neumococo con diferente agresividad. El contagio se produce de una persona a
otra por contacto cercano a través de las secreciones respiratorias y puede
afectar a cualquier individuo, aunque algunas personas tienen mayor riesgo de
enfermar y con manifestaciones más graves.
Las diversas enfermedades
producidas por esta bacteria se han convertido en una causa importante de
enfermedad grave y muerte en los niños menores de 5 años en países
desarrollados. Además estas infecciones son también más frecuentes en personas
de 65 o más años y cuando los pacientes padecen además ciertas enfermedades
crónicas o pertenecen a grupos especiales de mayor riesgo.
El grupo de los menores de dos años
es el que, por sus características inmunológicas, tiene el mayor riesgo de
enfermar gravemente.
Estas características, unidas al
aumento de las resistencias a los antibióticos en los últimos tiempos,
convierten a la vacunación en un recurso sanitario preventivo importante.
Existen dos tipos de vacunas contra
el neumococo:
Vacuna antineumocócica polisacárida
23-valente, protege frente a 23 serotipos de neumococo (entre los que se
encuentran el 90% de los que causan infecciones graves). Resulta efectiva en la
mayoría de los adultos sanos a las 2-3 semanas de su administración pero que
tiene el inconveniente de que no es efectiva en niños menores de 2 años por lo
que no se debe utilizar en este grupo de edad y que en algunas personas muy
ancianas y pacientes con enfermedades crónicas prolongadas o con deficiencias
en su sistema inmunológico pueden no responder adecuadamente a la vacuna. En
estas personas el riesgo de enfermedad por el neumococo es también superior por
lo que se aconseja su vacunación. Además proporciona una protección poco
duradera (alrededor de 5 años en adultos sanos).
Vacuna antineumocócica conjugada:
existen dos vacunas, una que protege frente a 100 serotipos de neumococo y otra
que protege frente a 13 de estos serotipos. Estas vacunas tienen utilidad en la
prevención de la enfermedad neumocócica ya que consiguen una excelente respuesta
inmune y duradera, con protección a largo plazo: 97% de eficacia en la
prevención de meningitis e infección de la sangre, protegen de parte de las
neumonías y tienen una protección moderada frente a la otitis media aguda
causada por neumococo. Pueden utilizarse en niños hasta los 5 años de edad y
una de ellas (la que contiene 13 serotipos) también puede ser utilizada en
personas de 50 o más años con determinadas enfermedades crónicas.
La importancia sanitaria de la
enfermedad ha llevado a que en varios países (incluida España) se haya
incorporado la vacunación frente al neumococo en personas mayores de 64 años y
en personas con enfermedades que los hacen mas propensos a la infección,
utilizando la vacuna de polisacáridos y asociándola a las campañas de
vacunación antigripal. Administrar las dos vacunas hace que los beneficios de
ambas sean superiores.
¿Quién y cuándo debe vacunarse?
- Todos los adultos de 65 o más
años (con vacuna de polisacáridos).
- Todos los niños que residan en
las comunidades autónomas que han incluido la vacuna conjugada en sus
calendarios de vacunación infantil (hasta los 5 años).
- Las personas de 50 o más años con
inmunodepresión, ausencia o falta de funcionalidad del bazo, pérdida de líquido
cefalorraquídeo o con implantes cocleares, pueden recibir también la vacuna
neumocócica conjugada. Se aconseja que reciban después una dosis de vacuna de
polisacáridos (dejando pasar al menos 8 semanas entre las dos vacunas).
- Todas las personas desde las 6
semanas de edad que presenten cualquiera de las siguientes condiciones:
Enfermedades crónicas: enfermedades
cardíacas, alcoholismo, anemia de células falciformes, enfermedades pulmonares,
diabetes o enfermedades hepáticas avanzadas.
Enfermedades que producen una
disminución de las defensas inmunológicas: problemas renales serios, pacientes
trasplantados, pacientes a los que se les ha extirpado el bazo, enfermedad de
Hodking, linfoma, leucemia, mieloma, VIH o SIDA.
Pacientes que tengan que recibir
algún tratamiento que disminuya sus defensas inmunológicas: tratamiento
prolongado con corticoides, medicamentos inmunosupresores, determinados
tratamientos contra el cáncer o radioterapia.
En estos casos se aconseja utilizar
vacuna conjugada (hasta los 5 años de edad) y después vacuna de polisacáridos
para ampliar la protección, siempre que cuando se utilice ésta ultima vacuna se
tengan dos o más años de edad. Si el paciente tiene más de 5 años se debe
utilizar la vacuna de polisacáridos.
La vacuna de polisacáridos se
administra en una dosis única inyectable. Protege a un 60-70% de adultos sanos
que la reciben y durante un período de aproximadamente 5 años. Las personas en
las que está recomendada la vacunación deben recibir una sola dosis, con lo que
se obtienen adecuados niveles de protección contra la enfermedad neumocócica.
Puede estar indicado la administración de una segunda dosis en caso de:
Personas con 65 años o más que
recibieron la primera dosis antes de los 65 años. En estos casos se recomienda
esperar 5 años entre ambas dosis.
Personas con el bazo dañado o que
no tienen bazo, enfermedad de células falciformes, infección por VIH o SIDA,
cáncer, enfermedad renal grave, personas con un trasplante de órgano o que
están tomando medicamentos que reduzcan la inmunidad: los niños de 10 años o
menores pueden recibir la segunda dosis 3 años después de la primera. Los
mayores de 10 años deben vacunarse 5 años después de la primera dosis.
- Respecto a la vacunación de los
niños menores de 5 años con vacuna conjugada, cuando forma parte del calendario
de vacunación, la pauta habitual consiste en tres dosis administradas del
siguiente modo:
2 meses de vida 4 meses de vida 12 - 15
meses de vida
Los niños que no han sido vacunados en las
edades señaladas también pueden ser vacunados aunque el número de dosis y la
fecha de administración de las mismas puede variar según la edad, por lo que se
recomienda consultarlo con su pediatra para solicitar más información al
respecto.
Además, los niños que se vacunan
por tener ciertas condiciones que aumentan su riesgo de enfermedad neumocócica
necesitan habitualmente 4 dosis de vacuna:
a los 2, 4 y 6 meses de edad y otra
dosis en el segundo año de vida (entre los 12 y los 15 meses de edad).
¿Quién no debe vacunarse?
La vacuna antineumocócica
polisacárida es una vacuna segura, sin embargo, en las embarazadas aún no ha
sido estudiada por lo que no se deberían vacunarse sin consultarlo con su
médico. Las mujeres con alto riesgo de enfermar por el neumococo deberían
vacunarse antes de quedar embarazadas.
Está contraindicada una segunda
dosis de vacuna en los pacientes que han tenido una reacción alérgica fuerte
tras la administración de la primera o con alergia conocida a alguno de los
componentes de la vacuna.
Los niños que en el momento de la
vacunación atraviesen una enfermedad moderada o seria deberían esperar hasta su
restablecimiento antes de vacunarse.
Rotavirus
Una micrografía electrónica de un rotavirus:
obsérvese el aspecto de «rueda» del virión.
Grupo: III (Virus ARN bicatenario)
Familia: Reoviridae
Género: Rotavirus
Especies
Rotavirus A (RVA).
Rotavirus B (RVB).
Rotavirus C (RVC).
Rotavirus D (RVD).
Rotavirus E (RVE).
Rotavirus F (RVF).
Rotavirus G (RVG).
El rotavirus es la causa más común
de la diarrea grave en neonatos y niños pequeños. Es uno de los varios virus que a menudo causan
las infecciones denominadas gastroenteritis. Es un género de virus ARN
bicatenario de la familia Reoviridae. A la edad de 5 años, la gran mayoría de
los niños de todo el mundo han sido infectados por el rotavirus al menos una
vez. No obstante, con una nueva
infección, el sistema inmunitario se refuerza y la infección cada vez es más
leve; en adultos es muy poco común. Hay cinco especies, denominadas: A, B, C, D
y E. El rotavirus A, el más común, causa
más del 90% de las infecciones en humanos.
El virus se transmite por vía
fecal-oral. Infecta y daña las células que recubren el intestino delgado y
causa gastroenteritis. A pesar de que el rotavirus se descubrió en 19735 y
causa cerca del 50% de las hospitalizaciones por diarrea grave infantil, todavía no se conoce ampliamente entre la
comunidad de salud pública de los países en desarrollo. Además de ser un agente patógeno para los
humanos, también afecta a otros animales, siendo un patógeno para el ganado.
El rotavirus es un virus de fácil
cura, pero en todo el mundo aún mueren cada año cerca de 450.000 niños menores de
cinco años por su infección, la mayoría de ellos en países en vías de desarrollo
y casi dos millones más caen gravemente
enfermos. En los Estados Unidos, antes de la iniciación del programa de
vacunación contra el rotavirus, se dieron aproximadamente 2,7 millones de casos
graves de gastroenteritis, cerca de 60.000 hospitalizaciones y alrededor de 37 muertes
al año. Se han realizado diferentes
campañas públicas para combatir el rotavirus con la prestación de terapia de
rehidratación oral a los niños infectados y vacunación para prevenir la
enfermedad. La incidencia y gravedad de las infecciones de rotavirus ha
descendido significativamente en países que han añadido la vacuna contra este
virus en las políticas de vacunas inmunizadoras para la infancia.
Mecanismos de la infección:
Fotografía obtenida con microscopio
electrónico de un enterocito infectado por un rotavirus (arriba) comparada con
una célula no infectada.
La diarrea está causada por las
múltiples actividades del virus. La malabsorción se debe a la destrucción de
las células intestinales denominadas enterocitos. La proteína tóxica NSP4 del
rotavirus interrumpe al transportador SGLT1 que interviene en la reabsorción
del agua, al parecer, reduce la actividad de las disacaridasas y, posiblemente,
activa los iones de calcio dependientes de los reflejos de la secreción del
sistema nervioso entérico. Los enterocitos sanos segregan lactasa en el
intestino delgado; la intolerancia a la leche causada por una deficiencia de
lactasa es un síntoma de la infección por rotavirus, la cual puede persistir durante semanas. A una
diarrea recurrente leve a menudo le sigue la reintroducción de la leche en la
dieta del niño, debido a la fermentación bacteriana del disacárido lactosa en
el intestino
Vacunas Importantes:
En el 2006, dos vacunas contra el
rotavirus mostraron ser seguras y efectivas en los niños: Rotarix desarrollada
por los laboratorios GlaxoSmithKline y es creada a base de virus vivos
atenuados y RotaTeq desarrollada por los laboratorios Merck y es creada con
virus recombinantes humanos y bovinos. Ambas se administran vía oral y contienen
virus vivos atenuados. En 2006, la FDA aprobó RotaTeq para su uso en los
Estados Unidos y anunció un precio de 187.50 para el régimen estándar de tres
dosis. Por tanto, es una de las inmunizaciones infantiles más costosas, a pesar
de los descuentos viene a ser una opción inalcanzable para los infantes del
tercer mundo.Sin embargo la OMS recomienda fuertemente la inclusion de la
vacuna contra rotavirus a los programas de inmunizacion en todas las regiones
del mundo. Una vacuna anterior, Rotashield desarrollada por Wyeth-Ayerst, fue
retirada del mercado a finales de los 90 cuando se descubrió en casos muy raros
estar vinculada a complicaciones graves de tipo oclusivo-intestinales.
Vacuna contra la hepatitis B
Esta vacuna protege contra la
hepatitis B, una enfermedad seria que causa daño al hígado. Es una de las
inmunizaciones infantiles recomendadas, pero muchos adultos también la
necesitan.
Información
La vacuna contra la hepatitis B
está hecha de un virus inactivado (muerto) de hepatitis B. Después de que usted
recibe una vacuna contra este tipo de
hepatitis, su cuerpo aprende a atacar al virus de esta enfermedad si está
expuesto a ella. Esto quiere decir que es muy improbable que usted se enferme
de hepatitis B.
Debido a que ninguna vacuna es 100%
efectiva, igualmente es posible contraer la hepatitis B incluso después de
haber sido vacunado completamente.
El virus inactivo estimula al
cuerpo a producir anticuerpos para combatir el virus de la hepatitis B.
QUIÉN DEBE RECIBIR ESTA VACUNA
La vacuna contra la hepatitis B se
administra a los niños en una serie de tres inyecciones (dosis).
La primera dosis se le aplica a los
bebés antes de salir del hospital. Si la madre porta el virus de la hepatitis B
(VHB) en la sangre, el bebé recibe la primera vacuna poco después de nacer.
La segunda dosis se aplica entre
uno y dos meses de edad.
La tercera dosis se aplica a los
seis meses de edad.
Los bebés que no reciban la primera
dosis hasta la cuarta a octava semana, recibirán la segunda dosis a los 4 meses
y la tercera entre los 6 y 16 meses. En cualquier caso, la segunda y tercera
dosis se administran junto con otras vacunas infantiles de rutina.
Los adolescentes que no hayan sido
vacunados deben comenzar a recibir la serie de vacunas de tres dosis contra la
hepatitis B lo más pronto posible.
A los adultos o niños que todavía
no hayan recibido la vacuna, se les deben aplicar las series de dosis si:
Son trabajadores de la salud.
Son contactos domésticos o
compañeros sexuales de personas que se sabe están infectadas con hepatitis B.
Son hombres homosexuales.
Están con diálisis.
Tienen enfermedad renal terminal,
enfermedad hepática crónica o infección por VIH.
Tienen múltiples compañeros
sexuales.
Se inyectan drogas psicoactivas.
Tendrán un trasplante de órgano, un
trasplante de médula ósea o quimioterapia.
Los adultos pueden recibir la
vacuna contra la hepatitis B solamente o una vacuna llamada Twinrix que brinda
protección contra ambas hepatitis A y B. Cualquiera de las series se administra
en 3 dosis.
RIESGOS Y EFECTOS SECUNDARIOS
La mayoría de los bebés que reciben
la vacuna contra la hepatitis B no tienen efectos secundarios. Otros pueden
presentar problemas menores como enrojecimiento o sensibilidad en el sitio de
la inyección o una fiebre leve. Los problemas graves son poco frecuentes y se
deben principalmente a reacciones alérgicas a una parte de la vacuna.