lunes, 24 de septiembre de 2012

Recomendaciones para los Padres sobre la Primera Consulta y Tratamiento Odontológico de sus Hijos


 Los padres necesitamos cada día más conocimientos para cumplir de manera adecuada uno de los trabajos más difíciles de la vida: la educación de nuestros hijos.

Saber sobre el sentido de la educación, sobre las distintas formas de animar a los niños a usar su inteligencia.
A relacionarse con otras personas, expresar sus sentimientos y su creatividad nos ayuda a actuar con mayor eficacia y a sentirnos satisfechos como padres.
Esta guía tiene como objetivo ofrecer a los padres un instrumento que ayude a aclarar algunas ideas y sentimientos sobre la tarea de educar.
A comprender mejor a nuestros hijos a construir un ambiente en el que todos los miembros de la familia convivan en armonía.
Pretende darnos las herramientas necesarias para promover la unión y los valores familiares, para fortalecer el dialogo y lograr una relación de confianza, respeto, aceptación y cariño entre padres e hijos.
El odontólogo es el profesional encargado de mantener la salud y curar las alteraciones que podamos tener en la boca y los dientes. 

 Una actitud positiva en los padres y una visita antes de que surjan problemas dentales facilitará la confianza y el acercamiento del niño a la consulta dental.

La primera visita al dentista debe hacerse entre 1 y 3 años de edad.
Los padres no deben esperar a detectar alguna alteración o a que el niño tenga dolor.
Además, es positiva una primera visita donde al niño no se le practique ningún tratamiento, ya que ayuda a que este inicie una relación cordial y confiada con el profesional de la odontología y en general con el cuidado de sus dientes.
A diferencia de lo que piensan muchos padres, los primeros dientes o dientes temporales, aunque luego sean sustituidos por los definitivos, deben tratarse cuando tengan caries ya que su infección puede producir alteraciones en el germen del diente definitivo que esta debajo. 
Pueden suceder también problemas para el espacio de los dientes definitivos ya que una pérdida prematura de un diente hace que exista un hueco en la encía más tiempo del necesario con lo que los dientes vecinos pueden desplazarse.
A partir de la primera visita es aconsejable llevar el niño a revisiones dos veces al año.
En la primera visita a la clínica dental los padres deben acompañar al niño y estar presentes durante la misma.
Normalmente, cuando el odontólogo pide al niño que haga algo, éste busca con la mirada a sus padres en busca de aprobación y toda actitud inapropiada de estos dificulta la respuesta del niño. 
Por ello, en sucesivas visitas los padres no deben pasar al área del sillón odontológico para que el odontólogo pueda establecer una relación directa con el niño sin la mediación de los padres.
Para que el niño no se sienta abandonado y esté tranquilo es una buena estrategia que la madre deje el bolso o alguna prenda a la vista del pequeño lo que le garantiza que la madre esta fuera esperándolo.
Si a pesar de ello el niño llora los padres no deben inquietarse ya que es una reacción normal a lo desconocido. 
Si el dentista tiene experiencia en el manejo de los niños sabrá cómo aplacar esta conducta y hacer que el niño no se asuste.
Muchos niños lloran para reclamar la presencia de los padres, por lo que no se debe caer en la trampa de entrar en el consultorio y dejar que el profesional maneje la situación. 
Hemos de saber que si se requiere nuestra presencia el odontólogo nos va avisar.
Si el niño se porta bien hemos de recompensar su actitud para reforzar este comportamiento en visitas sucesivas. 
En caso contrario no es recomendable castigarlo ya que esto aumentaría la sensación negativa que el niño tiene ante la visita dental.
La importancia de la actitud de los padres.
La actitud y comentarios de los padres ante las visitas al odontólogo son captadas rápidamente por los niños.
Por ello los padres tienen una gran responsabilidad en la imagen que el niño se haga de su primera visita al dentista. 
El primer contacto con el odontólogo es muy importante para la futura actitud del niño ya que repercutirá en su comportamiento en sucesivas visitas a la consulta odontológica.
Nunca se debe amenazar al niño con llevarlo al dentista o al médico si se porta mal ya que asociará a estos profesionales con algo malo, con un castigo que no habrían tenido de portarse bien.

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